28 de octubre de 2006

Cuentos para no dormir...

Había heredado la casa al cumplir la mayoría de edad. Era el momento de hacerse cargo de ella y cuidarla puesto que viviría allí el resto de su vida. La casa en sí no era algo para echar cohetes, más bien era sencilla, con un estilo que recordaba a los chalets londinenses. Necesitaba algunos ajustes, unas capas de pintura aquí y allá, algún que otro arreglo en la carpintería exterior… Pero en su conjunto era una casa hermosa y acogedora.


Tenía un jardincito en la parte posterior. Estaba cubierto por un césped vigoroso y de color verde vivo. Al fondo junto a la sombra de un árbol había un bonito banco de madera pintada de blanco. El árbol no era excesivamente alto, se encorvaba ligeramente sobre el banco dejando que sus ramas ocultasen parcialmente la mirada agresiva del sol. Su tronco no era demasiado robusto, pero era lo suficientemente rígido como para aguantar la embestida de los duros vientos procedentes del norte. Las hojas… ¡Ah! Las hojas, tenían algo que a la joven le atraía, tenían un color más bien apagado, pero el reflejo de la luz le robaba destellos plateados a las comisuras de los verdes lóbulos, que, danzando al son de las caricias del viento, conformaban un espectáculo hechizante.


La chica solía sentarse a leer bajo su protección. Al principio lo hacía en el banco, pero con el fin de la primavera y el transcurso del verano comenzó a pasar las horas al abrigo de su impasible y grueso tallo. Aquellos momentos tenían para ella una atmósfera encantadora, en la que el tiempo parecía rodearla y pasar indiferente ante ella; en la que podía aislarse del mundo y permanecer tranquila; en la que nada, aparte de ella, su libro y el árbol, parecía saber de su existencia.


Sin embargo el otoño llegó, y con él las hojas del árbol se marchitaron. El brillo plateado se esfumó como las palabras en el aire; el verde desgastado que servía de sustento a los destellos argénteos, vencido por el sol, se tornó marrón; al fin las hojas sucumbieron al incesante fustigar del viento y cayeron en un completo desorden sobre la verde cubierta de la tierra. El árbol, que durante ese breve tiempo la había acompañado todas aquellas horas, se veía completamente desmerecido. Ya no servía de abrigo contra el sol, ni de consuelo contra el viento; no era más que un desvencijado tronco con las ramas desnudas al descubierto. Su jardín había perdido la belleza y el esplendor que en un comienzo la habían hipnotizado.


Así llegó el invierno. Molesta con el árbol por haber perdido las hojas y por haberlas tenido que recoger para que no cubriesen su hermoso césped, ordenó talar el árbol, partir su tronco a la mitad, sesgar todas y cada una de sus ramas y sobre todo arrancar de cuajo todas sus raíces para que, de este modo, no pudiera crecer de nuevo y molestarla con sus caprichos temporales… ¡A ella! ¡En el calor de su hogar! Donde todo sigue sus reglas y donde el tiempo pasa con normalidad aplicando su justo castigo.


El verano retornó tardío… El sol inquisidor retomó sus quehaceres… El día recobró su longitud… Ella recordó el encanto especial de su jardín, los reflejos plateados, el tacto agradable y firme de su tronco, la caricia de la sombra que proporcionaban las hojas, la atmósfera especial que emitía el árbol y que, en definitiva, hacía que aquel rincón de su hogar fuese único… Pero él no regresó, ardía con rabia en la chimenea de su hogar.



Para ti,

8 de octubre de 2006

El comienzo de no se qué cosa...

Cuando uno comienza algo sin saber dónde se mete es normal que se pierda el norte y acabe haciendo algo que no esperaba. Yo no tengo ni puñetera idea de dónde acabará este Blog, al igual que no tengo ni puñetera idea de dónde acabaré cuando acabe la universidad o dónde acabaré el fin de semana que viene (probablemente durmiendo en casa de Héctor con la que es ya mi segunda familia xD).

Es por esto que espero que el Blog se vaya definiendo con el paso del tiempo, siguiendo más o menos la misma línea que yo. Es decir, con unas ideas más o menos claras pero aún sin asentarse del todo. Artículos interesantes, fotos, ideas propias o paridas varias será más o menos lo que irá surgiendo por aquí según se me ocurra con el fin principal de informar y concienciar a los habitantes de este sucio planetilla.

Así pues, queda inagurado este insignificante espacio que se llenará con desvaríos y excentricidades de un pobre noctámbulo.