24 de diciembre de 2008



Sensibles caricias a letras, formando palabras, llenando espacios en blanco con sentimientos,
llenando vacíos con vicios, formando anhelos con pensamientos
Y volver a sentir las notas efímeras del tiempo, que ya han pasado, pero que aun siguen flotando
Miedos de madrugada, Furia del mundo tras nubes blancas cargadas de compasión
Buenas acciones en esquinas olvidadas, conviviendo con obscenas convicciones
Un crescendo por los que ya no están, notas que ya no se volverán a oír, pero que jamás se olvidarán
Bocas como rasguños, muecas ensayadas para momentos que nunca llegarán
Y figuras inertes como recuerdo, recuerdos inertes como notas ya tocadas...

Dicen que la vida siempre ha sido igual, pero nosotros no, nosotros no...

28 de octubre de 2008

"Y comienzo de nuevo a sentirme como un auge de tiempos pasados, como un sin-ser de mi, dando vuelcos por pasillos destartalados"

David D.

La gran desmedida

Miedo, temblor en mi, en mi cuerpo temblor como de árbol cuando el aire viene de abajo y entra en el por las raíces y no mueve las hojas ni se le ve
Terror terrible, inmóvil es la felicidad esta ya cerca...
Está ya cerca pegando el oído al cielo se la oirá en su marcha subceleste, hollando las nubes...
Ella, la desmedida, la remotísima se acerca aceleradamente a una velocidad de luz estrella
Y se acerca aceleradamente y tarda todavía en llegar
Y tarda todavía en llegar porque procede de mas allá de las constelaciones
Tiene escogido cuerpo sitio y hora...
Me ha dicho "voy". Soy ya su destinada presa, suyo me siento antes de su llegada, como el blanco antes de la flecha
Fulminado por la dicha
No queda el esperarla indiferentemente, distraído con los ojos cerrados y jugando a adivinar cual la prohijará
Siempre se tiene que esperar a la dicha con los ojos terriblemente abiertos
Insomnio ya sin fin si no llegara por esa puerta por la que entran todos...
Franqueará su paso la imposible, vestida de un ser mas que entre en mi cuarto
En esta luz y no en luces soñadas
Y no en luces soñadas...
En esta misma luz donde ahora...
Donde ahora se exalta el hueco de su ausencia...
Dejará de llamarse felicidad, nombre sin dueño
Apenas llegue se inclinará sobre mi oído y me dirá:
Me estremece un gran temblor de víspera y alba

Su gran tumulto y desatada prisa este pecho Eligió para romperse…
Para romperse en el
Igual que escoge cada mar su playa o candil
Y se llama felicidad en todos los idiomas
El peso incalculable que alas leves transportas
Y el trino del pájaro, sobre mi caerá todo como la luz del día entera cae sobre los dos primeros ojos que la miran…
Escogido estoy ya para la hazaña…
Escogido estoy ya para la hazaña del gran gozo del mundo
Del gran peso del mundo, de soportar la dicha, de entregarla…
Muerte, resurrección, rosa y mordisco
Lo fácil en el alma es lo que tiembla al sentirla venir…
Para que llegue
Que ella, la dicha solo en el anuncio de su ardiente inminencia convoca y pone en pie
Porque viene a luchar su lucha en mí
En mi temblor se siente su temblor, su gran dolor
Porque la dicha quiere también su dicha…
Quiere también ser algo más que la idea de su vida
Y hacerse así feliz, al florecer
Los elegidos para ser felices somos tan solo carne
Y ser felices es hacernos campo de sus paces

9 de septiembre de 2008

Cansancio



Quizás, sólo quizás, el gran problema de la religión sea un defecto de formas. Ellos siempre dicen ¿para qué? Si empezasen a preguntarse ¿por qué? en su lugar, las respuestas serían otras.

Claro que de ello ya se encarga la ciencia.

- Pablo dixit.

8 de septiembre de 2008

Palabras

¿Por qué siempre acabo volviendo al mismo sitio? Quiero decir, aquí estoy de nuevo, hacía tantísimo que no me planteaba ponerme a redactar palabras, que formen frases, que luego formen párrafos, que a su vez formen un texto pero que nunca nunca forman una solución... por lo menos ayuda. Pero aquí estoy de nuevo, dispuesto a aburrir, a entretener, a que la gente piense que mis palabras son sólo palabras, que formarán frases, que formarán párrafos, que formarán textos que se perderán con el tiempo. Y es que sólo echamos de menos las cosas buenas cuándo las perdemos o cuando volvemos a necesitarlas después de un tiempo.

La cuestión es que lo queramos o no estamos condenados. Condenados a volver a cometer los mismos errores, a caer en las mismas trampas, a sucumbir a viejos amores. Si así será para el resto de mi vida entonces a estas alturas ya se lo que me espera: una especie de espiral decadente en la que poco te queda más que agarrarte a las cosas que sabes que funcionan, intentando no dejarte arrastrar por la corriente y zozobrar como un barco de papel en un mar que curiosamente sabe salado...como las lagrimas. Y por extraño que parezca creo que siempre acabaré volviendo aquí, a la válvula de escape, a escribir palabras que formen frases, que a su vez formen párrafos, que a su vez formen textos, pero que nunca me den una solución clara a casi nada... bueno, por lo menos ayuda.

5 de julio de 2008

Espiración.

El cursor parpadea en la pantalla de mi editor de textos, incansable, mirándome acusadoramente, como resuelto a decir que abandone, hoy no es tu día parece anunciar entre gestos binarios. Ahora estoy, ahora no, y las letras que no aparecen. Vacío, el concepto, poderoso entre titanes, siempre ha evocado en mi mente mares de oscuridad, inacabables y terribles. Sin embargo, ahora vacío es blanco, blanco inmenso. Enfurece, calla con el silencio, se impone por encima de la voluntad y de la fantasía. Asociamos el blanco con la pureza; a mí, ahora, me parece de todo menos puro.


Tarde tras otra van cayendo las hojas, blancas y vacías, ausentes de vida. Y yo con mi cursor, que me mira con gesto lastimero, aunque sepa que no deja de ser solo un cursor, no puedo reprimir un leve sentimiento de asco y culpa. Con esfuerzo absurdo empiezo a imprimir palabras vacías, una tras otra, sin coherencia ni motivo. Ahí donde antes adivinaba sin esfuerzo el lugar del concepto, ahora solo hay blanco, blanco inmenso. Enfurece, calla con el miedo, llama a la nostalgia y a recuerdos pasados, en su momento brillantes, felices, tristes, emotivos, ficticios, transformistas, efímeros, añorados. Asociamos el blanco con la paz; a mí, ahora, me parece de todo menos pacífico.


Y entre tanto vacío se revuelve el deseo, deseo de escribir, o quizás, deseo de tener a alguien a quien escribir, o quizás, el deseo de escribirte. Por algo hay que empezar, no rendirse ante el vacío, escribir por escribir para, al final de cada párrafo, darte cuenta poco a poco de que el absurdo que todo lo anterior supone representa lo absurdo de tu situación. Solo en medio del vacío te das cuenta de cosas importantes, de lo valiosa que es la esperanza, de lo grandes que son los sueños, del horror que supone perderlos. Y todo esto para decirte, detrás de tanta palabreja lastimera, que no quiero perderte, no quiero olvidarte, no quiero rendirme ante el vacío.

3 de julio de 2008

Y ponerle cara a la libertad...

¿Sabes? De pequeño siempre corría buscando lo que venía después de la lluvia, aquella pequeña joya... Por un tiempo creí que se encontraba en mis manos... Por eso me peleaba tanto... Pero estaba equivocado...

Si hoy puedo avisar al cielo de que pronto será mío, es solo porque encontré aquella pequeña joya...


Ha dejado de llover, y ya he empezado a cojer todo lo que hay debajo del arcoiris...

David D.

26 de junio de 2008

Viejos jóvenes conocidos

Otra vez este maldito túnel, no sé cómo he vuelto a llegar aquí... Todo está como siempre, este maldito olor a derrota, las paredes marcadas por el desasosiego, esta oscuridad cargada de desdicha…

Hacía tiempo que no veía este túnel, por lo que parece las cosas no van demasiado bien fuera… Si no, de qué iba a estar yo aquí… ¿Qué puede haber pasado?
Aún con tristeza, este lugar me trae recuerdos, buenos recuerdos; y es tranquilo, quizás me quede un tiempo aquí, se está bien para poder reflexionar, pensar en cómo ganar fuerzas para dar otra vez el primer paso.
Pero esque estoy tan cansado… no podría ser todo tan sencillo, claro, si no, ¿qué clase de futuro me esperaría?
Una vez, cuando aún era inocente me dijeron una y otra vez que la vida es levantarse y caerse, levantarse y caerse… hasta la saciedad… Nadie me avisó que fuera tan duro a la larga.

Cuando pasa un tiempo siempre hago lo mismo, llamo y llamo para ver si hay alguna otra alma cándida por aquí… …Nadie contesta.
Bueno, mejor, estoy algo harto de verme obligado de reconocer caras… nombres… Es tan agotador… Una temporada aquí me sentará bien, sí.

Avanzo y avanzo, pero… Por lo visto este túnel es inmenso, no hay nada, solo cenizas y polvo… Exceptuando esas cabezas cornudas que asoman de vez en cuando, pero nunca contestan, son unos egoistas, anónimos huraños, acostumbrados ya al avaricioso éxtasis de la reflexión… ¡Bah! Que se pudran en su propia estupidez…

¡Dios! ¡Quiero salir de aquí! Busco y busco una salida, jamás la encuentro, por lo visto… esto va para largo… tengo miedo de pasarme una eternidad aquí y acabar convirtiéndome en una de esas sombras anónimas…

Me sentaré aquí y esperaré… por lo visto, el tren de la soledad es caprichoso con el tiempo de su penitencia…

29 de abril de 2008

Invidente

Es imposible, es simplemente imposible... aquella luz se ha apagado. Solía mirar por mi ventana todas las mañanas para verla lucir, siempre encendida y siempre dando más luz que el mismisimo sol y ahora, de un plumazo, se apagó. Mis ojos ya no sirven de nada si no puedo ver gracias a ella, y mi corazón no vale más que para mantenerme con vida ahora que se apagó...y no se si lo quiero.

Quizás me acostumbre demasiado, quizás incluso no se haya apagado del todo, pero aunque consiga volver a verla lucir no es lo mismo... puede que en un futuro, pero de que me sirve si ya no puedo ver, ni oir, ni sentir.

Y de nuevo las paredes frías del mundo se cierran contra mí, me encogó y grito, preguntándome el por qué, pero nadie responde. Claro, tampoco puedo hablar. En un espacio cada vez más pequeño busco una salida y solo aquella pequeña luz distante que alejaba todos los males me da un poco de calor en un día en el que el sol me enfría tanto, pero ya no es lo mismo. Solo me queda intentar esconderme, intentando ver algo sin ojos, intentando que la luz vuelva a radiar de nuevo como sólo ella sabía, pero a lo mejor ya no será lo mismo, y tampoco sé si quiero eso... Las paredes se siguen cerrando....brilla... por favor.

5 de abril de 2008

Seguimos siendo decentes

Ha pasado mucho tiempo desde que escribí aquí por última vez, quizás demasiado. Han cambiado muchas cosas desde entonces, incluso he leído la última entrada que hice y todo por lo que me encontraba mal cuando la escribí no solo se arregló, sino que ha salido de la mejor de las maneras posible. También han pasado muchas otras cosas pero al intentar reanimar del coma en el que habíamos dejado al blog me he dado cuenta de que hay cosas que no cambian. Por ejemplo, hemos comprobado que Pablo y David siguen siendo muy buenos escribiendo; compruebas también que la gente que merece la pena sigue a tu lado, que merece la pena ser buena gente.

El espíritu del blog es otra cosa que sigue intacta y es otra de esas cosas que quizás no se ha explicitado suficiente. No podemos decir que todo lo que escribamos aquí sea útil, haga pensar, ni siquiera que lo hagamos con intención de entretener a alguien...en muchos casos gente decente es una válvula de escape para muchas cosas, y nos ayuda a expresar sentimientos con una razón bastante egoísta: la de no dejarlos crecer en el interior hasta que exploten. Sin embargo, somos personas decentes, lo que significa que en la mayoría de los casos queremos que lo que hacemos ayude a alguien. Si este blog consigue hacer pensar aunque solo sea una vez a una persona sobre una sola cosa, ha merecido la pena. Y esa actitud es otra cosa que no ha cambiado con el tiempo...seguimos siendo decentes.

Guía.


3 de abril de 2008

Bossanova

Hay pocos momentos en la vida en la que uno/a se sienta en armonia con lo que le rodea
Hay menos momentos aun en la que uno/a se sienta feliz con la armonia que se ha creado
Hay demasiados momentos en los que uno/a cree que no hay mas momentos felices
Hay miles de esperanzas detrás de mil puertas
Hay mil puertas que se cierran delante de las esperanzas
Hay cientos de personas capaces de hacerte feliz
Hay cientos de posibilidades de que cien personas te den cien decepciones
Hay diez creencias en mi filosofia
Hay diez filosofias en mi vida
Hay diez vidas en mi corazón
Diez corazones que sin tralla en el momento arrasan con todo mi dolor...
Hay un sol brillante en mi vida
Hay muchos momentos en un dia
Hay muchas dias de momento
Muchas vidas en un momento
Nada por lo que cerrar los ojos
Nada con lo que tropezar
No Hay mas que mirar para ser feliz
Hoy tambien vivo con todas mis fuerzas

30 de marzo de 2008

Por qué escribir...

No soy escritor, ni pretendo serlo, no quiero vender libros, me gusta el anonimato, sin embargo escribo. Hay veces que, cuando pasas por un mal momento, demasiadas cosas se condensan dentro de una cabeza pensante y empiezan a crecer, se convierten en un ser con vida propia que te demanda alimento y atención. Sin embargo, por mucho que intentes educar al monstruo él siempre demanda más y más... Se convierte en una obsesión, en el centro de tu vida, piensas en él en todo momento y acabas dándole esa importancia que tanto demandaba, el monstruo se descontrola, se crece en su prepotencia y tú no tienes más herramienta para defenderte que el llanto.


Hace relativamente poco tiempo que dejé atrás la infancia y he de reconocer que no estaba preparado para un golpe tan duro. Cuando te das cuenta de que la vida no es como te contaban los libros, cuando ves que el mundo no es rosa y que los angelitos no tienen sexo, es en ese momento cuando tu inocencia se va a la mierda. Ya no hay felicidad en el parchís, ya no hay regocijo en un monigote malbien dibujado, la vida no es vida sin un por qué y sin embargo la primera se convierte en la búsqueda del segundo. Te ves completamente en pelotas ante un mundo en el que el tonto cree ser feliz y el buscador encuentra que la felicidad verdadera no es la que tiene el tonto, es la luna que espera más allá de la escalera de mano.


Y así, entre unas cosas y otras uno da con el vehículo, la búsqueda del concepto detrás de la palabra, la búsqueda de la palabra en el lugar que le corresponde, la búsqueda de un lugar correspondido en el que uno se sienta más cerca de la luna, la búsqueda de la luna más allá de la escalera de mano. Una tras otra las palabras se van encajando poco a poco en un folio en blanco, el monstruo las vomita sobre el papel; ese inquilino molesto que abultaba en tu mente y que, no solo no pagaba alquiler, sino que se alimentaba de tus ánimos, ahora, ahogado en su opulencia, descarga todas las penas en un cuadro blanco, plasmando el concepto en un universo de posibilidades infinitas que, tristemente, se asemeja a un bucle sin fin.


Mediante el escrito, yo, creador, descargo mis sombras en negro sobre blanco y me siento un poco más ligero; yo, creador, puedo extender la mano un poco más para agarrar el siguiente peldaño, libre de ciertas penas que ahora vuelan mecidas por el viento escalera abajo para acabar enterradas en un cubo de basura cualquiera. Ahora, yo, creador, puedo ver con algo más de perspectiva mi sitio en la metrópolis y con lágrimas en los ojos puedo ver que, mis penas, mis queridas penas, yacen en cubos de basura sin ser leidas, mis penas se borran en el tiempo junto con los recuerdos de personas que ya no están ahí. Pero ahora, yo, creador, puedo ver más lejos en el horizonte y allá, a lo lejos, puedo ver mi luna brillar sobre un cielo gris.

Capítulo VII

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.



Rayuela.
Julio Cortázar.

29 de marzo de 2008

De reformas... Otra vez.

La última batalla se desarrolló sin demasiada violencia, fue una pequeña escaramuza que, de haberse celebrado en cualquier otro escenario de la amplia existencia no habría tenido importancia alguna. Sin embargo, ahí estaba, en el centro de la vida misma, arremetiendo contra algunos soportes que aún quedaban por afianzar. Entre lamentos y gritos de protección y protesta, los cuadros iban cayendo uno a uno al suelo, rompiéndose en añicos con la fragilidad de una mirada fugaz en medio de un paseo: ahí va el recuerdo de una bonita sonrisa, ahí el de una amistad querida, ahí el de una persona valorada... Sin discreción, las pequeñas cosas que uno tenía por ciertas y valiosas se iban cristalizando y fragmentando. Atravesando todo aquel barullo, un vapor denso y dulce se apoderó finalmente de la sala y acalló el quejido de los débiles sentimientos que por allí habitaban y que quedaron, también, intoxicados por la nube letal.


A la mañana siguiente desperté entre polvo y viento, lo que pareció un conflicto menor en una nota lejana dejó, ciertamente, al descubierto algunas grietas que no había sido capaz de apreciar anteriormente. Algunas heridas que intenté apañar con esparadrapos mostraban ahora claramente que los arreglos habían sido una chapuza. De improviso, en medio del caos presente, se abrió la puerta de la sala y entraste, mezclada torpemente con un aire de esperanza y algo de frescura. Levemente te sentaste a mi lado, apoyándote sobre amasijos de descontento y apartando a un lado algunos escombros de tristeza y decepción. Tu charla despreocupada y amigable fué calando poco a poco en mi consciencia a la vez que empequeñecía, al mismo ritmo, las imágenes de ruina que uno se empeña en crear inmensas en su mente.


Las sombras de un triste y lento despertar me impidieron, tiempo atrás, contemplarte bajo la luz de tu cálida belleza y tu dulce sonreir. Sin embargo ahora, en armonía con tu mirada iban desapareciendo en grupos. Lentamente, con arte de maestro, fuiste limpiando rinconcitos de mi habitación a golpe de vistazo, apaleando murmullos grises mientras blandías una carcajada y vaciando espacios sobrecargados con nada más y nada menos que pequeños y valiosos comentarios. Así, con paciencia y dedicación todo quedó vacío, nada más que un solar con un parqué mas o menos colocado y un amplio cielo abovedado entre los dos.


Aunque para algunos un solar vacío no tiene más valor que el propio suelo, los soñadores tenemos la manía de vislumbrar una realidad añadida en las cosas que tocamos. Así como el carpintero vió la imagen de su amada esculpida en un tronco reseco, yo veía una fantástica oportunidad para sentarnos a contemplar gotas de lluvia caer y para sentir la simplicidad misma del poder sentir, para vivir en primera persona eso que llaman vida, para querer y ser querido... En definitiva, para equivocarme contigo y aprender contigo día tras día; para soñar con realidades utópicas que, una vez alcanzadas dejen de ser utopía y pasen a ser una vida construida sobre parqué.