12 de diciembre de 2006

Soledad

Y allí desperté, empapado de un sudor frio que me recorría todo el cuerpo. Ciego, busqué a tientas con las manos una salida, una puerta, cualquier cosa a mi alrededor que me salvase de aquel lugar, de aquella oscuridad tan negra pero que parecía volverse más y más negra por momentos. Tenía miedo, un miedo terrible a morir allí, en aquel frío y húmedo agujero donde nadie sabría de mi, donde aquella sólida oscuridad me abrazaría para siempre y lloré, lloré como un niño recién nacido que sale al gélido exterior, lloré negandome a aceptar tan fatídico destino y lloré hasta que hasta el alma se me escapó por los ojos y recorría mi rostro compungido.

Pasé un tiempo en aquel estado más propio de una alimaña que la de un ser humano, pensando que en cualquier momento despertaría de esa pesadilla. Escuche vocesa lo lejos, unas voces que resultaban cruelmente familiares, con sus risas diabólicas y promesas de tormento. Por primera vez desde que todo empezó, vislumbré una luz, tenue y vacilante, y una mano que quería ayudarme, que me prometía la salvación de aquel infierno, una esperanza donde solo había dolor. Agarré aquel camino de salvación y justo antes de salir, escuché risas de nuevo y caí a lo más profundo del abismo, a la negrura más espesa. Ocurrió varias veces lo mismo, por necesidad endurecí mi corazón, me hice inmune a todo lo que pudiera darme un ápice de esperanza, a todo sentimiento porque si no podían quitarme eso, no podían quitarme nada.

Jamás sabré cuánto tiempo estuve allí, ni cuándo conseguí escapar del infierno, solo se que sigo llorando a veces, cuándo la noche cae y aquella terrible y fría oscuridad vuelve para arrebatar lo que ya no queda dentro de mí, la esperanza de la que me desprendí por miedo y dolor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

“…solo se que sigo llorando a veces, cuándo la noche cae y aquella terrible y fría oscuridad vuelve para arrebatar lo que ya no queda dentro de mí, la esperanza de la que me desprendí por miedo y dolor”

Demasiado frecuente para negarlo…demasiado crudo como para aceptarlo… ¿Qué esperas cuando la noche empieza sin esperanzas?

~*Noctambulismo contagioso el vuestro…y es que a veces, parece que hasta los sueños nos amenazan desde la cama*~

(...no, no tenía sueño...sólo espero que te siga gustando no hablar conmigo)

Anónimo dijo...

Soy OzMa.

Muy buena tiki, me ha gustado mucho, a ver si me dejaís a mí hacer un textillo ^^

Por cierto "y lloré hasta que hasta el alma se" te sobra un hasta jeje