19 de marzo de 2007

Marejada.

Me asomo y lo veo, contemplándome directamente a los ojos con una mueca torcida y la cara enfundada en lágrimas. Me quedo absorto, mirándolo durante un rato, siento como mi atención queda fija en el reflejo de quien una vez fuera alguien, unidos por una realidad etérea, poco a poco su tristeza comienza a inundar todo mi ser; de manera implacable me sumerje en un hondo mar de dudas. Trato de alzar la cabeza sobre las aguas, mas la pena, enfurecida, se empeña en arremeter contra mí, con una insistencia de la que nunca antes había sido víctima. Llamo a gritos pidiendo su perdón, rogando que su mano cálida me saque de tan profundo trance... Sin embargo, lo único que recibo, es una fría indiferencia característica de la piedra más firme, uniforme y oscura. Esa indiferencia cae sobre mi como una gigantesca cadena que me ata a la más aterradora de mis pesadillas, arrastrándome cual ancla hasta el último rincón de mis pensamientos, esperando a que alguien sea capaz de arrancarme la carga de raíz y poder salir a flote. ¿Dónde estarán las tenazas cuando uno más las necesita?


1 comentario:

Tiki dijo...

¿Dónde estarán las tenazas cuando uno más las necesita?

Una vez más, una frase asi de corta refleja una realidad cruda y asquerosa, pero cierta como la vida misma. Muy bueno KaiD :D