18 de marzo de 2007

Temor.

Quizás, muchas de las cosas que he hecho últimamente las he hecho porque he tratado de tener presente una idea que no recuerdo bien cómo llegó hasta mí... Sin embargo, soy incapaz de borrarla y hacer como si no existiera.


Cuando ponemos los pies en este mundo tenemos, la mayoría de las veces, a alguien con experiencia a nuestro lado que nos guía durante nuestros primeros pasos a través de una maraña infinita de caminos con infinitos desvíos; le seguimos ciegamente, de forma que, llegado a un cruce, es él quien debe elegir qué dirección tomar y esa decisión recae indirectamente sobre ti. Con el tiempo, por un motivo u otro, nos vemos obligados a soltar la mano de nuestro acompañante y comenzar nuestra andadura a solas. Es entonces cuando comenzamos a darnos cuenta de que el jueguecito de ir por aquí o por allí no es tan fácil y divertido como parecía.


Es inevitable caer en el compromiso de tener que tomar La Decisión, ¿cuál será el camino correcto? La putada es que no hay un manual escrito en el que poder encontrar la fórmula necesaria... Si se cumple que “a” y “b” son ciertos entonces ve al capítulo 15, pasas las páginas y encuentras el capítulo: “Capítulo 15, la cruda realidad. Pardillo búscate la vida”. Con el tiempo llegas a desarrollar ciertas habilidades con las que puedes predecir si un camino es algo mejor o peor que otro, pero lo cierto es que la mayoría de las veces andas más perdido que un hijo de puta en el día del padre. Así que, estando muchas veces acojonado y sin más armas que tu ignorancia y tu valor, te adentras en ese sendero que dice “Danger: wild animals” y acabas con un brazo y unas cuantas calorías menos.


Lo cierto es que la vida se basa en elegir estos caminos y el éxito de uno viene dado en parte por la habilidad de elegir el adecuado, a pesar de que otra gran parte viene dado por el azar. No voy a entrar a definir lo que es el camino adecuado, no soy quién para ello. Me enorgullezco de ser capaz de definir cual es mi idea de un bonito paseo, y sé que cuando me equivoco lo he hecho porque así lo he decidido y que soy capaz de actuar en consecuencia. Soy un caminante al que le gusta abrirse su propio camino a base de andar con machete en mano... y cuando me encuentro un desvío sugerente, la necesidad de saber a dónde me conduce hace que surja esa maldita frase...


¿Cuántas cosas se habrán perdido por miedo a perder? Hoy es uno de esos días en que esa puta frase resuena en los rincones de mi cerebrito. Deberé seguir el consejo de mi amigo Chuletas y borrarla a base de zumo de cebada... xD


Se supone que iba a hablar de otro tema, pero lo dejo para otro día...

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